Cardio y pérdida de grasa: ¿aliado o enemigo silencioso?

Cuando hablamos de perder grasa, el cardio aparece casi siempre como el protagonista. Pero ¿es realmente la mejor opción? ¿O estamos sobrevalorando su rol?

La respuesta, como muchas veces en nutrición y entrenamiento, es: depende.

¿Qué es cardio y por qué se usa?

El cardio, o ejercicio aeróbico, se refiere a actividades que elevan tu ritmo cardíaco de forma sostenida: correr, nadar, saltar la cuerda, bailar, etc. Durante años se le ha atribuido el rol de «quema grasa», y con razón: al hacerlo, tu cuerpo utiliza energía, y parte de esa energía puede provenir de la grasa.

Sin embargo, el cuerpo no elige solo grasa como fuente. En entrenamientos muy intensos o muy prolongados, también recurre al glucógeno muscular (carbohidratos almacenados).

Entonces… ¿sirve o no?

Sí, sirve. Pero no es lo más eficiente por sí solo. El verdadero problema ocurre cuando:

  • Se hace cardio en exceso y sin control.
  • Se descuida el entrenamiento de fuerza.
  • No se acompaña con una alimentación adecuada.

Por ejemplo: correr todos los días una hora puede ayudarte a quemar calorías, pero si eso provoca hambre descontrolada y no estás en déficit, podrías estar frenando tus resultados o incluso perder masa muscular, lo que a largo plazo ralentiza tu metabolismo.

¿Cuál es el enfoque más inteligente?

  • Combina entrenamiento de fuerza 3 a 4 veces por semana con cardio estratégico.
  • Usa el cardio como complemento, no como base. Puedes caminar más durante el día (cardio de baja intensidad) y hacer sesiones de HIIT cortas 2 veces por semana.
  • Ajusta el tipo de cardio a tu objetivo: si estás en volumen, menos cardio. Si estás en definición, más.

Y recuerda: el cardio no debe ser un castigo ni una licencia para comer mal. Es solo una herramienta. Una muy útil, si sabes usarla.

El cardio no es tu enemigo, pero tampoco es tu salvador. Es una herramienta más en tu arsenal. Usado con estrategia, puede ayudarte a acelerar tu progreso; mal usado, puede hacerte retroceder. La clave está en el equilibrio: no se trata de hacer más, sino de hacer mejor. Dale prioridad al entrenamiento de fuerza, cuida tu alimentación y usa el cardio como ese empujón extra que complementa, pero no domina, tu proceso. Tu cuerpo responde mejor a lo que entiende como un plan claro, no a los castigos sin sentido.

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Escrito por David Ramirez

06,25

Entrenamiento

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